17 de octubre de 2010

TENTUS, EL PULPO MALABARISTA




En la Era de los dinosaurios todo parecía transcurrir tranquilamente y sin prisa, moviéndose el mundo al paso de las enormes patas de estos seres descomunales. El globo terráqueo tenía dimensiones gigantescas, mucho mayores que la que conocemos hoy día, y allí todo era en mayor escala. Los árboles tocaban el cielo con sus ramas, las raíces absorbían el fuego del centro de la Tierra, las nubes surcaban los suelos y se unían con los océanos, todo parecía ser Uno.
En este mundo sin límites precisos intentaba poner equilibrio en su vida Tentus, el Pulpo Malabarista. Era dueño de los copos de nieve de la cima de la montaña más alta de la región, Pico Lucero, y ejercía su profesión desde que tenía uso de razón, si es que en algún momento se tiene uso de ésta. Con cada caída y destrozo de los copos, fruto de su torpeza y falta de concentración, recordaba como su padre, un pulpo malabarista retirado, le había enseñado a tolerar la frustración y volver a intentarlo, aún después de pasar horas de llanto y casi resignación.
- Ayyyy me cacho!!! - refunfuñaba Tentus al colgarse nuevamente en el horizonte, extasiado por el misterio del atardecer y dejando caer un copo de nieve al suelo.
- Ayyy me cachoooooooo - repitió otra voz.
Moviendo la cabeza en todas direcciones, cual lechuza que varias Eras después habría de existir, intentó visualizar al protagonista que hizo eco de sus palabras.
- No, vos no te cachás! Me cacho yo que se me cayó un copo de nieve! - Tentus no gustaba compartir sus frustraciones ya que era muy responsable, sabía que sus errores eran de su autoría y él debía enmendarlos.
- Ji ji ji Tentus... Tentus... Tentus... no cambias más. ¿Cuando vas a darte cuenta que es imposible mantener el equilibrio cuando todo está patas para arriba? Y encima quieres hacer malabarismo con algo tan volátil como la nieve... ya te quiero ver haciendo esto en el verano - sonreía burlonamente, desde la base de Pico Lucero, Yenis, la Hiena de cemento.
El pulpo sabía que, para ejercer su profesión, como él quería, debía tolerar las pruebas que el destino le deparaba con oponentes camuflados, como una hiena de cemento.
- Y... ríete tu mientras puedas, porque “el que ríe último ríe mejor”. Aún no he sacado mi última carta oculta bajo mis tentáculos - mencionó pausadamente mientras recomponía el copo desintegrado.
- Eh... ¿qué tienes entre manos? Digo... ¿entre tentáculos? Acá sólo vives tu y estos haraganes dinosaurios, que con solo verlos a una le dan ganas de arrancarse los pelos del cuero... si los tuviera. ¿A quien vas a demostrar tus “habilidades”? Ah! Siempre y cuando sea invierno! - provocaba cada vez más insolente Yenis.
- Mañana, una hora después que se oculte el sol, eleva tu mirada al cielo y te sorprenderás con algo que no serán las estrellas... aprovecha el día de hoy para hablar porque ya no tendrás voz que irriten los nervios ajenos - dijo Tentus, dubitativo en su interior, pero seguro en su exterior.
Yenis pasó enroscada en sus pensamientos toda la noche para poder descubrir el secreto de ese ser gelatinoso y despistado. A pesar de estar hecha de cemento, la hiena tenía sentimientos encontrados, a veces sentía curiosidad y, por momentos, descreimiento.
Llegó la hora citada por Tentus y Yenis ya no podía mantenerse quieta por dentro, deseando ser de carne y hueso para expresar su inquietud.
Extiende su mirada al cielo y ve, entre las ramas de los árboles y las nubes tornasoladas por la retirada del sol, un espectáculo nunca imaginado. Ante ella se desplegaba, en ese cielo irreal, una puesta en escena conformada por los espíritus de los seres circenses de la Era de los Dinosaurios, y escucha al Maestro de Ceremonias:
- Cuadrúpedos y cuadrúpedas, bípedos y bípedas, alados y aladas, mamíferos y mamíferas, altos, bajos, gordos, flacos, reales y fantásticos, los de este tiempo y los de otros tiempos: ante ustedes se presenta el Reality Show de la Era de los Dinosaurios, en horario Prime Time, contando con la participación estelar de Tentus, el Pulpo Malabarista que concursará para lograr el equilibrio de este Universo!!! Junto a él estarán Tilín, el pez linterna, encargado de la luz universal; Peter, el pterosaurio volador, estando a cargo de la libertad de conciencia; Sak, la serpiente, deseosa de despertar la sabiduría, la unión eterna, el volver a comenzar; Draco, el dragón lanzallamas que con el fuego de su conocimiento quema los obstáculos e inspira fuerza en el renacimiento y Oma, la eterna viajera invisible de todos los tiempos, que nos visita desde las profundidades del Universo, coordinadora del equipo antes presentado.
Yenis no daba crédito a la magnitud de tal espectáculo y se sorprendió a sí misma sintiendo ganas de ser partícipe del mismo. Sintió tristeza al recordar cómo había intentado desmotivar a Tentus para que no confiara en sí mismo, dándose cuenta que en realidad ella quería ser como él: inocente, espontánea, confiada y alegre, cumpliendo su misión en la vida. Se sintió más concreta y de cemento que nunca... aunque... algo en su interior parecía resquebrajarse. Comenzó a sentir un intenso miedo puesto que no conocía esta nueva sensación... y cuando menos se lo esperó ¡comenzó a nacer luz de su boca, ojos, nariz y pecho!
En ese momento aparece Tentus, saltando y riendo, excitado por el nuevo acontecimiento.
- ¡A ver si puedes alcanzarlo! - le incita Tentus lanzándole un copo de nieve.
Yenis, en un acto reflejo, atrapa el copo con su pata, ahora llena de pelos, garras, colores, olores y movimiento. Intenta evitar el nudo en la garganta al comprender que, en ese preciso instante, por primera vez en su vida estaba viva, pero cede ante la emoción y sus lágrimas derriten parte de la nieve.
- Perdón Tentus... mi intención no fue hacerte daño y soy feliz al verte cumplir tu sueño... te agradezco me hayas demostrado que, a pesar de haber nacido de cemento, ahora cayó mi armadura y estoy naciendo a la vida.
Tentus la observa conmovido y maravillado ante la belleza de la verdadera Yenis, una hiena de suave pelaje, formas sutiles y encantadoras, luminosa en sus palabras y mirada.
- ¡Bienvenida a nuestro espectáculo Yenis! El mundo te estaba esperando y siempre supe que tu serías mi compañera en este camino.
Y así, en este mundo del tiempo sin tiempo, surge la leyenda en la que una vez, un pulpo malabarista y una hiena, enamorados, lograron reestablecer el amor y equilibro en el Universo.

1 comentario:

  1. Muy logrado, el texto respira esa atmósfera fantástica que buscas con personajes queribles.

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