17 de octubre de 2010

ONDINA AZUL


- Mmm... qué hermoso día! Pensó Ondina Azul, una hada del agua, que en ese preciso momento despertaba a la vida, acunada en una gota cristalina que se había desprendido de una cascada de agua diamantina que emergía en un claro del bosque. Su pelo ondulaba con la brisa ágil que se escabulle entre los pinos, sentía calor y movimiento en sus delicadas alas, liberando un mágico polvo brillante en su aletear. Se despereza y se infunde de vida en un amplio bostezo.
- Bien... mi vida dura exactamente un día (49 horas en el bosque mágico de las hadas) y he venido a cumplir una valiosa misión.
Comienza a mover sus frágiles piernitas sintiendo el fresco césped en sus pies. Busca con sus ojos violetas e intuitivos a quien será el objetivo de su deseo.
- Ahí estas! Sentía que te encontraría en poco tiempo, me has estado esperando un largo tiempo, pero todo llega en el momento justo. Hey! Castor, Señor Guardián del Bosque Mágico!
- Perdón? Lo único que me faltaba es que ahora escuché voces que no existen - gruñó severamente el Castor. Su tarea era fundamental para su mundo y hoy en día, diagnosticado por el gurú del bosque, Lechuza de Copa Alta, sabía que era víctima de estrés. Uno de sus síntomas era carraspear continuamente, chasquear sus dientes sin cesar y una intensa necesidad de morder madera.
- Hey, Castor!!! Aquí estoy, mírame! Acércate al lago y mírate en él, estoy descansando sobre tu oreja, la que es muy cómoda por cierto! - dijo Ondina Azul, mostrando el gusto por el placer y buena vida de las hadas.
- Uy, qué alivio, es cierto. Ya que estas allí podrías sacarme una pelusita del oído... hace rato me hace escuchar cosas raras, voces lejanas que dicen debo cumplir una misión de vida o muerte.
- Pero... con todo respeto Castor... yo recién despierto a la vida, estoy limpita y sin pelusas en los oídos... sin embargo escuché lo mismo que tu!
- Dices que compartimos un mismo delirio??? - el Castor temía mucho perder la cordura, algo común para varios seres del mundo profano.
- No, lo que digo es que yo vine a cumplir una misión, y por eso tengo esta bolsita verde, que se mueve sola porque hay magia dentro de ella - sonrió cómplice Ondina Azul, mientras su bolsita no dejaba de bailar en su cintura, provocándole cosquillas.
- Me dan miedo las misiones... pero... soy el Guardián de este bosque y haré todo lo posible por actuar con valentía, como lo hizo mi tataratataratara... eh... cuántos tátara dije? el estrés también me ha dado tartamudez... en fin... en mi familia hay castores valientes y haré honor a ellos - dijo firmemente convencido el castor, provocando una sonrisa tierna y compasiva de parte de Ondina Azul.
- Bien, Castor, cierra tus ojos, calma tus patas y respira hooooooondoooooooo, que aquí comienza la magia, solo debes confiar - dijo solemnemente Ondina Azul, haciendo uso de una de las herramientas ancestrales más poderosas de todos los tiempos, la voz calma y uso de la respiración.
- Noooooooo! - Se sobresalta el hada del agua sorprendida por una sombra gigantesca, tenebrosa y siniestra.
- Ja ja ja ja ja! Qué pensabas hacer diminuta e insignificante criatura de esa agua estancada? Acaso pensabas que por tener una bolsita llena de mariposas mentirosas ibas a cambiar nuestro destino? Acaso tu no sabes que el dueño, señor, amo y todopoderoso que reina sobre este bosque soy yo? El Mago Realista? - su voz era metálica, densa y oscura, ocasionando un fuerte temblor en las alitas de Ondina Azul.
- Pe... pero... los bosques mágicos no pueden sobrevivir a los argumentos válidos y racionales del mundo real... hasta cuando piensas reinar sobre nuestro mundo?
- Eso a ti no te incumbe pequeño insecto inmaduro, que crees que con volar puedes escapar a los males de este mundo. El mundo es este y vive gracias a mi, este bosque vive gracias a mis plantaciones, a mis sistemas de riego, a mis insecticidas, a mis perros guardianes, a mis obreros que talan los árboles necesarios para construir más casas para modernizar “tu magia” ja ja ja - sonreía sarcásticamente el mago “realista”.
Y en un sólo movimiento de labios pronunció la palabra que acabaría con el propósito del hadita.
- DESPIERTA.
Confundida, atontada y sin saber en qué día estaba, en este preciso momento se despierta Serena, sin comprender del todo que había estado soñando. A pesar de ello entendió el mensaje, puesto que ahora ella sabía cuál era su misión: hacer del mundo real un bosque mágico!

1 comentario:

  1. Me gustó el relato y el mensaje, tal vez le falte pulirlo un poco para hacerlo más claro. A veces sucede que un relato se vuelve una especie de planta tropical a la que le crecen ramas por todos lados que ocultan el tronco. Simplemente se trata de tomar una tijera y ver qué y donde cortar para que el panorama sea más despejado. Me gusta el registro fantástico.

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