17 de octubre de 2010

OJOS DE MISTERIO Y LOS PEAJES




Ojos de Misterio relata las particulares vivencias de su amiga Caia, quien se desempeña como trabajadora en unos originales peajes, los que conectan el Mundo Exterior con el Interior, así como el Terreno Consciente con el Inconsciente, el Área de la Luz y el de la Sombra.
Menciona que su amiga es responsable por el cobro en la entrada y salida de estos lugares, debiendo estar siempre atenta a la coordinación de éste con el acceso a través del semáforo. Entiéndase: Luz Roja - Acceso Denegado / Luz Amarilla - Acceso momentáneamente detenido / Luz Verde - Acceso Otorgado.
Dentro de sus tareas y responsabilidades se encuentra la evaluación de aquellos móviles que provienen del Mundo Exterior, La Conciencia o La Luz, tales como camiones cargados de escombros, adoquines y cementos; camiones con grúas que transportan automóviles; ómnibus repletos de pasajeros (algunos deseosos de quedarse en la nueva ciudad, no les importa si Mundo Interno, Inconsciente o Sombra; otros con deseos de conocer nuevos lugares y retornar cuanto antes); autos veloces y última generación que no respetan reglas ni normas; autos lentos y destartalados que suplican pasar el peaje para encontrar un taller que los repare.
Caia ha tenido varios encuentros catárticos con Ojos de Misterio, descargando así parte de sus frustraciones y lamentos, puesto que su trabajo es agotador, debiendo estar lúcida y despierta para evaluar los ingresos, porque ante el menor descuido hay quienes se aprestan a atravesar rápidamente rompiendo las barreras de acceso.
Sabia y humildemente, Caia, pide ayuda a otras personas para poder desempeñar su trabajo correctamente, puesto que no es fácil abrir el peaje hacia el Terreno Consciente, cuando el móvil que viene del Terreno Inconsciente es dificultoso o pesado. Hay pasajeros que vienen del Área de la Luz y quieren ingresar al de la Sombra para así conocerlo, ya que les han dicho que en apariencia es sombrío y desértico, pero confían en su intuición que les dice es misterioso, enigmático, rico y vasto.
Algunos que se reconocen aventureros, expedicionistas o arriesgados, se animan a solicitar que Caia encienda la Luz Verde y baje la barrera para su ingreso... pero este trámite no es fácil. Ésta estudia detenidamente el caso y les previene sobre lo que implica entrar en esta área, puesto que si no vienen provistos de los recaudos y herramientas necesarias, pueden quedar presos en este lugar, desorientarse o perderse, o bien salir escapando como si de un enemigo se tratase, jurando no volver nunca más a tomar contacto con éste, lo que reviste gran seriedad.
Cuando Caia recurre a alguna ayuda externa para evaluar un caso difícil, alguien preparado debidamente para ello, el trámite sigue su curso con menos dificultad, puesto que se colocan luces y conos luminosos en el camino, se señaliza adecuadamente la ruta, se cuelgan carteles con indicaciones en sus bordes, se anticipan las zonas borrascosas, las de malezas, áreas de animales sueltos, troncos caídos, parches y agujeros en el pavimento, y, sobre todo, ante un corte de ruta o abismo.
Caia ha conocido colegas de otros peajes, en territorios ajenos al suyo, que no han pedido ayuda cuando la necesitaban y es así, que hubieron fatalidades, como pasajeros que cayeron de peñascos, choques frontales por ausencia de luces o señalizaciones adecuadas, otros ahogados por caída de puentes, alguna que otra víctima de secuestro a mano armada por ladrones que se escondían en la oscuridad del bosque.
A lo largo de su trayectoria ha aprendido a reconocer en el rostro de los pasajeros, cuando esperan a la luz correspondiente ante la barrera, sus estados de ánimo y motivaciones para emprender este viaje. Los hay inquietos, ansiosos, maníacos, frenéticos, impulsivos, irreflexivos, temerarios, alocados; también los hay dubitativos, inseguros, indecisos, pasivos, lentos, meditabundos, pensantes, calculadores, estrategas; y los hay temerosos, angustiados, preocupados, paralizados y obligados. Pero Caia, sobre todo, ha logrado identificar el cambio de estos a su regreso, porque sea como sea que vuelvan, nunca nada es igual.
Antes de levantar la barrera se asesora a los pasajeros respecto a las características del camino, se hace entrega de un mapa con las rutas, lugares de acceso y descanso, números de emergencia en caso de ser necesario, se agradece su deseo de emprender esta travesía y se enfatiza que ésta siempre es para bien.
Lo que sí es norma para Caia, explica para finalizar Ojos de Misterio, es que toda vez que un viaje ha tenido éxito, no se cobra el peaje de salida, puesto que se premia a los viajeros que, con valor y coraje, han emprendido este riesgo en la aventura y salen fortalecidos, como verdaderos campeones de las sombras.

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