28 de noviembre de 2010

Homenaje a mis ancestros


Giro mi cabeza y, en una fracción de segundo, mágicamente, transformo un intenso atardecer naranja y rosa, en un poderoso amanecer en el desierto.
Mi alma ha habitado este paisaje algún milenio atrás, ha visto los coletazos y huellas de serpientes en la arena seca.
Los ojos, sin velo, han sido iluminados por los nacientes rayos del sol, luego de la limpieza generosa de las lágrimas protectoras del viento.
La tormenta de la noche ha despejado el cielo y mi espíritu, trayendo consigo a una nueva mujer, la dueña de estas arenas.
El calor es intenso, los pies buscan la frescura de una sombra lejana, el aliento se entrecorta, el estómago pide oasis y no se deja engañar por las gotas de transpiración que mi lengua le acerca.
Me arrodillo frente al pozo de agua, intentando ligar el hilo de mi vida a esta esperanza, cuando en las ondas veo una imagen espectacular.

¿Desde cuando tengo estos ojos negros? ¿Mi cabello era tan extenso y ondulado? ¿Mi tez era tan oscura y tensa? ¿Dónde están mis pecas y lunares?

Una mano de largos dedos, repletos de anillos con símbolos, descubre la suave tela que cubría parte de mi rostro.

¡Qué hermoso rostro de mujer zizagea en estas aguas! No me reconozco... ya no tengo mis 30 años. ¡Que sabiduría emana de esta mirada ancestral!

¿Le hablaré? ¿Será que me responde? Pero si soy yo misma... entonces... ¿estaré viviendo el mito de Narciso? Por las dudas no intento tocarla... quizá me ahogue y nazca aquí una flor...

- Shhh... no preguntes viajera... este no es momento para el nacimiento de una flor. Es la hora de tu despertar ¿me escuchas? - habla, manteniendo sus labios sellados, la imagen etérea del agua.

Un extraño sentimiento me invade y solo escucho voces lejanas, que proclaman llamados de otra época.

- No quiero preguntar... así que te voy a contar lo que siento. En mis oídos llegan palabras que no reconozco pero me incitan a responderle. Por favor, ayúdame - exclamo en voz baja, sin poder ocultar el temor, angustia y adrenalina.

- Es tu sangre y tus ancestros hablando el idioma del mundo. Te convocan para que cumplas el mensaje inscripto en tus células. Apaga tu mente, descansa tus oídos, somete tus sentidos y libérate al encuentro. Confía en tu voz interior. Hemos sido la chamana de nuestra tribu, la bruja de nuestra tierra, la sanadora de nuestro pueblo... hemos sido las brujas de todos los tiempos... Permite que estas lenguas se fundan en el canal de tu pecho.

Poso mis manos y mi frente en esta tierra antigua. Mis ojos se cierran y mis pestañas son acariciadas por su tibieza. Mi cabello cae dócil y se entrega a la naturaleza. Me vuelvo una con la madre que me concibió en el inicio de esta alma peregrina. En este gesto humilde de agradecimiento siento el abrazo de la eternidad y escucho claramente el sentido del lenguaje no hablado. Sin poder, ni querer, contenerlo, devuelvo vida en un profundo llanto, vibro en un súbito estado de iluminación y siento a mis ancestros conmigo.

- Lo he visto... lo he sentido... Ya no hay vuelta atrás ¿verdad?

- No, eterna nómade. Una vez que se te ha revelado tu misión, eres responsable por llevarla a cabo en esta vida.

- ¿Aunque en esto se vaya lo que hasta ahora he conocido?

- Sí... una peregrina, guiada únicamente por su fe y esperanza, no lleva más que su misión en su equipaje.

- Y las voces de los espíritus.

- Ellas son las únicas que estarán junto a ti cuando debas soltar lo que te ha permitido transitar esta existencia.

- Lo entiendo... era necesario este pasaje para descubrir que, ante esta Verdad, no hay retorno. ¿Puedo volver a girar mi cabeza?

- Si. Pero nunca volverá al mismo lugar aunque así parezca para los demás.

Y en una simple rotación me encuentro en la posición inicial.

Ahora, ante mi, se desplega un atardecer citadino cubierto por nubes de una premonitoria tormenta.

2 comentarios:

  1. Sencillamente fascinante, un viaje inciático al propio útero materno, allí donde todo comenzó ó simplemente volvió a iniciarse. Qué rara sensación la de sentirse un granito de arena de ese desierto que ahora es vergel. Como a tu personaje, siento que el camino tiene un solo sentido y no nos es dado mirar atrás.

    ResponderEliminar
  2. Cierto que cada uno le da su interpretación, por eso uno escribe y despierta subjetividades. La madre a la que me refiero es la diosa y madre tierra, la naturaleza, la de todos los tiempos, la atemporal. Y en mi cosmovisión sí... nos es dado mirar atrás con el alma... en nuestra sangre palpita información de nuestros antepasados que ayudan a identificar y continuar nuestra misión. Respeto distintas creencias pero esta es la mía :-) Gracias padre por tu sentir.

    ResponderEliminar